¿Qué es "Lectura quemadura"?

Bajo distintos nombres recojo mis impresiones sobre mis lecturas personales ("Yo leo"), las que hago con mis hijas ("Nosotras leemos") y las impresiones de mis alumnos sobre sus propias lecturas ("Vosotros leéis"). En la sección "Quemaduras" están aquellas lecturas que nos han marcado.

"Detrás de cada gesto conservamos un nombre."
Luis García Montero


martes, 6 de marzo de 2012

Vosotros leéis: reseñas de alumnos de 1º ESO, marzo 2012.

RESEÑA DEL LIBRO  (Juan Collado)


Título: Balbino y las sirenas

Autor: Pepe Maestro

Editorial: Anaya 

Balbino y su tío Cornelio quieren traer una sirena a Gadeira porque creen que le daría prestigio a la ciudad. Para ello, echan mano de El Cachucho, un marinero muy tramposo que, con su barco, el Adriano I, les ayuda a buscarlas. Pero las primeras que acuden son las ondinas, ninfas de los ríos y de los lagos. Después, les escribieron mensajes, los metieron en ánforas y los lanzaron al mar. Lo prepararon todo para la llegada de las sirenas: la música de don Manuel les daría la bienvenida. Pero El Cachucho les gastó una broma, disfrazándose de sirena. Por tercera vez lo intentan, pidiéndole a Hércules que hiciera un dibujo de una sirena con las estrellas del firmamento, ya que era un semidiós, en la noche de san Lorenzo y con ayuda de las Perseidas. Además también se celebraba en la playa de la Caleta una fiesta llamada las “Barbas de Koa”, en la que se quemaban muebles y utensilios viejos de las casas. Pero El Cachucho volvió a hacer de las suyas y convenció a Hércules de que el dibujo que tenía que hacer era el de su cara.
Después de este fracaso, sólo les quedaba confiar en El Cachucho, que tenía una, aunque no como ellos esperaban, sino vieja, desdentada y muda. Le pusieron de nombre Charito y la trasladaron en parihuelas hasta una cueva del parque Genovés, cerca de una cascada y un lago. La visitaba a menudo don Celestino, a quien le contó que era originaria de Sicilia, que su mudez era de nacimiento y que tenía dos hermanas, Lidia y Leucopea, que fueron asesinadas por las arpías. Un día la llevaron a conocer la ciudad y a conocer a don Manuel.
Varios días más tarde, llegaron a la playa de la Caleta tres hermosas sirenas y luego, se vieron más por la alameda, por la punta de San Felipe y por la bahía. Los habitantes de la ciudad hicieron un desfile para dar la bienvenida a las sirenas y que todos las vieran. Pero hubo un momento en el que las sirenas eran tantas que los habitantes se asustaron y se refugiaron en sus casas, cerrándolo todo. Ellas lo único que querían era ver el mar y por eso se subían a lo más alto.
A partir de ese día, al atardecer, las sirenas intentaban cautivar a los habitantes de Gadeira con sus cánticos, los embriagaban, los hechizaban, los conquistaban con su mirada. Todos, enloquecidos, ponían patas arriba la ciudad, hasta que llegaba el amanecer.
Había que idear un plan para poner fin al problema de las sirenas. Lo primero fue reunirse todos en la bóveda de don Manuel, el único sitio donde no se escuchaban los cantos de sirena. Don Celestino propuso que utilizaran tapones de cera para cubrirse los oídos y don Manuel compuso una sinfonía sumergida que sonaba en el interior de cada uno si estaban concentrados. La ciudad poco a poco se iba organizando.
Pero las sirenas no se iban de Gadeira. El Cachucho pensó que la solución era atrapar a las sirenas en una almadraba. Todos se rieron de él, que junto a El Congrio y el Piriñaca se embarcaron en el Adriano I para capturarlas. Pero el plan falló. Don Manuel se echó a la mar montado en Charito y tocando con su flauta una “sirenata”, que distrajo a las sirenas y así Charito los fue devolviendo a Gadeira uno a uno.
Cuando ya creían que todo estaba perdido, Balbino tuvo la idea de que Hércules hiciera un nuevo dibujo en el cielo, que representara una sirena señalando el más allá: así habían llegado y así se irían.